martes, 13 de abril de 2010

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Que los pasos no confluyan en una tarde de dichosas moscas juntandose en tus enormes cenos, ni que la luz de las lamparas ensordezcan a tu podrido sexo, antes mejor, que en la dicha de una mano izquierda la vuelta y la reconciliazión sean contigo misma.
Si cuando las esquinas se rompen con tu encantadora figura, y te sientes excitada de ser participe del juego, por favor no descuides tus vicios que te volvieron cuento.
Exaltados los perros con tu culo hediondo, contando los granos de tus nalgas precoces, tiritando de excitación en tus brazos ateridos.

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