Su brillo era peculiar, una suerte de asombroso mito explicado a la Lévi-Strauss, las fracciones de minutos que corrieron fueron detestables, supo que estar ahí lo hacía enloquecer y quería huir, no pudo, solo sintió el sudor en su frente; hizo lo que mejor sabia hacer, ignoro lo que sucedía rededor suyo y escapo su mente…
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